“VIAJANDO AL CORAZON DE LAS TINIEBLAS”
30 AÑOS DE APOCALYPSE NOW (1979-2009), por Federico Sidañez
Vemos la jungla frondosa y exhuberante, los árboles oscilando suavemente con el viento. Se escucha un extraño sonido siseante y rítmico y empiezan a sonar los primeros acordes de “The End” de The Doors. Algo (¿un helicóptero?) pasa volando por el costado superior de la pantalla. Continúa el sonido cansino y embriagador de la música. Entonces la jungla estalla y se convierte en una montaña infernal de fuego. Todo el verde, toda la vida, consumida en segundos por una llamarada monstruosa.
La voz de Jim Morrisson se escucha: “Este es El Fin. De todos nuestros cuidadosos planes. No hay seguridad ni sorpresas. El Fin. No volveré a mirar tus ojos, nunca mas”.
Francis Ford Coppolla se basó en la novela “El Corazón de las Tinieblas” de Joseph Conrad para realizar una obra existencialista, ambiciosa, desmesurada, pesadillesca y de a momentos divertida (esa diversión nerviosa que nos genera presenciar la locura inexplicable).
Pocas veces en la historia el cine fue capaz de explorar y expresar con tanta inspiración los limites de la mente humana y el terror metafísico. Hay algo esencial es Apocalypse Now, algo que tiene que ver íntimamente con el hombre y su naturaleza destructiva, pero es imposible explicarlo con palabras, y es justamente eso lo que la convierte en una sublime Obra de Arte. La posibilidad de transmitir una idea tan abstracta como el alma.
“Esperaba ansiosamente una misión y, por mis pecados, me dieron una” narra en off el Capitán Willard (Martin Sheen) a quien lo envían, en medio de la guerra de Vietnam, a asesinar al Coronel Kurtz (Marlon Brando). Lo extraño de esta misión es que Kurtz es uno de los suyos, un militar norteamericano con un excelente historial de servicios a su país, que ha demostrado durante muchos años ser un brillante estratega y al mismo tiempo un hombre bueno y humanitario. Pero por algún motivo la locura comenzó a envenenar su mente y empezó a operar fuera del control del ejercito, masacrando a civiles perdiendo todo contacto con sus comandantes.
Willard tendrá que viajar al centro de la jungla Vietnamita en busca de Kurtz y se sumergirá en el corazón de la guerra, la locura y el sinsentido. En su tour de force se cruzará con el vietcong, con un demente e inolvidable Coronel Kilgore (Robert Duvall) que obliga a uno de sus hombres a surfear en plena batalla (¡sí, surfear!), con prostitutas enviadas al frente para asistir a los soldados, con shows eróticos para levantar la moral de la tropa que terminan mal, con hombres que están perdiendo la cabeza y una gran gran secuencia de bombardeo al son de la “Cabalgata de las Valkirias” de Wagner (“¡A mis chicos les encanta y hace cagar de miedo al enemigo!”, grita Duvall).
En el camino, nosotros junto a Willard, vamos perdiendo nuestra brújula a medida que nos sumergimos en el mas puro caos. Especialmente cuando llegamos a la aldea donde habita Kurtz rodeado por unos indígenas que lo adoran como un dios y obedecen cualquiera de sus ordenes, y Brando le aporta una presencia fascinante a su personaje.
Para realizar este film Coppola hipotecó todas sus propiedades, tuvo un infarto, sufrió retrasos enormes cuando uno de sus sets fue destruido. Para el, la obra era mas importante que su propia vida. Arriesgó todo, cargó a fondo, a todo o nada. Y salió victorioso, ya que la película fue un éxito absoluto de critica y publico.
Solo por eso el bueno de Francis merece, como mínimo, que todo aquel que esté leyendo esto y no haya visto este film, lo haga ya mismo. ¡Esta noche!. Y en plena oscuridad.
Es importante aclarar que existen dos versiones: “Apocalypse now” que fue la que originalmente se estrenó en 1979, de 153 min., y “Apocalypse now redux” (o “re-editada”), una versión extendida de 202 min. que es recomendable solo para fanáticos.
Vemos la jungla frondosa y exhuberante, los árboles oscilando suavemente con el viento. Se escucha un extraño sonido siseante y rítmico y empiezan a sonar los primeros acordes de “The End” de The Doors. Algo (¿un helicóptero?) pasa volando por el costado superior de la pantalla. Continúa el sonido cansino y embriagador de la música. Entonces la jungla estalla y se convierte en una montaña infernal de fuego. Todo el verde, toda la vida, consumida en segundos por una llamarada monstruosa.
La voz de Jim Morrisson se escucha: “Este es El Fin. De todos nuestros cuidadosos planes. No hay seguridad ni sorpresas. El Fin. No volveré a mirar tus ojos, nunca mas”.
Francis Ford Coppolla se basó en la novela “El Corazón de las Tinieblas” de Joseph Conrad para realizar una obra existencialista, ambiciosa, desmesurada, pesadillesca y de a momentos divertida (esa diversión nerviosa que nos genera presenciar la locura inexplicable).
Pocas veces en la historia el cine fue capaz de explorar y expresar con tanta inspiración los limites de la mente humana y el terror metafísico. Hay algo esencial es Apocalypse Now, algo que tiene que ver íntimamente con el hombre y su naturaleza destructiva, pero es imposible explicarlo con palabras, y es justamente eso lo que la convierte en una sublime Obra de Arte. La posibilidad de transmitir una idea tan abstracta como el alma.
“Esperaba ansiosamente una misión y, por mis pecados, me dieron una” narra en off el Capitán Willard (Martin Sheen) a quien lo envían, en medio de la guerra de Vietnam, a asesinar al Coronel Kurtz (Marlon Brando). Lo extraño de esta misión es que Kurtz es uno de los suyos, un militar norteamericano con un excelente historial de servicios a su país, que ha demostrado durante muchos años ser un brillante estratega y al mismo tiempo un hombre bueno y humanitario. Pero por algún motivo la locura comenzó a envenenar su mente y empezó a operar fuera del control del ejercito, masacrando a civiles perdiendo todo contacto con sus comandantes.
Willard tendrá que viajar al centro de la jungla Vietnamita en busca de Kurtz y se sumergirá en el corazón de la guerra, la locura y el sinsentido. En su tour de force se cruzará con el vietcong, con un demente e inolvidable Coronel Kilgore (Robert Duvall) que obliga a uno de sus hombres a surfear en plena batalla (¡sí, surfear!), con prostitutas enviadas al frente para asistir a los soldados, con shows eróticos para levantar la moral de la tropa que terminan mal, con hombres que están perdiendo la cabeza y una gran gran secuencia de bombardeo al son de la “Cabalgata de las Valkirias” de Wagner (“¡A mis chicos les encanta y hace cagar de miedo al enemigo!”, grita Duvall).
En el camino, nosotros junto a Willard, vamos perdiendo nuestra brújula a medida que nos sumergimos en el mas puro caos. Especialmente cuando llegamos a la aldea donde habita Kurtz rodeado por unos indígenas que lo adoran como un dios y obedecen cualquiera de sus ordenes, y Brando le aporta una presencia fascinante a su personaje.
Para realizar este film Coppola hipotecó todas sus propiedades, tuvo un infarto, sufrió retrasos enormes cuando uno de sus sets fue destruido. Para el, la obra era mas importante que su propia vida. Arriesgó todo, cargó a fondo, a todo o nada. Y salió victorioso, ya que la película fue un éxito absoluto de critica y publico.
Solo por eso el bueno de Francis merece, como mínimo, que todo aquel que esté leyendo esto y no haya visto este film, lo haga ya mismo. ¡Esta noche!. Y en plena oscuridad.
Es importante aclarar que existen dos versiones: “Apocalypse now” que fue la que originalmente se estrenó en 1979, de 153 min., y “Apocalypse now redux” (o “re-editada”), una versión extendida de 202 min. que es recomendable solo para fanáticos.
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