El nombre original es PRIDE AND GLORY, pero en Argentina se estrenó con el nombre de CÓDIGO DE FAMILIA. En muchos lugares, también se la conoce como CUESTIÓN DE HONOR.
Es un film que tuvo muchas idas y vueltas durante su producción. En un principio, iba a ser protagonizado por Hugh Jackman y Mark Whalberg, pero al final se realizaron unos cuantos cambios y el elenco protagónico quedó conformado por Edward Norton y Colin Farrell.
Pues bien, es un argumento que ya conocemos bastante bien. Hemos visto infinidad de películas parecidas. Tenemos una familia de policías que se ve envuelta en toda una serie de abusos y delitos. Como podrán imaginar, la familia se ve obligada a elegir entre la lealtad entre ellos o la lealtad al departamento.
Las relaciones familiares están muy bien resueltas, sobre todo el rencor que siente Norton (el policía honrado que no encaja en el sistema) hacia su padre (Jon Voight, que representa al policía respetable que ha mantenido sus excesos en la más absoluta intimidad).
Colin Farrell se luce como la oveja negra, el policía inescrupuloso y sediento de ambición que arrastra al resto de la familia a una encrucijada sin salida. Y también tenemos a Noah Emmerich (muchos lo recordarán por su papel del amigo bueno en TRUMAN SHOW), personificando a un policía que si bien no es tan honesto como Norton, tampoco es tan despiadado como el resto.
Esta película me hizo acordar mucho a un film muy olvidado de los ´90 llamado COP LAND, aquel policial con Robert De Niro, Ray Liotta, Harvey Keitel y Sylvester Stallone donde también predominaban los temas de la lealtad y los códigos.
Nada del otro mundo, pero es muy aceptable. Se deja ver, se puede disfrutar. Tiene muy buenas escenas y una correcta resolución. Lástima que sea tan larga.
Es un film que tuvo muchas idas y vueltas durante su producción. En un principio, iba a ser protagonizado por Hugh Jackman y Mark Whalberg, pero al final se realizaron unos cuantos cambios y el elenco protagónico quedó conformado por Edward Norton y Colin Farrell.
Pues bien, es un argumento que ya conocemos bastante bien. Hemos visto infinidad de películas parecidas. Tenemos una familia de policías que se ve envuelta en toda una serie de abusos y delitos. Como podrán imaginar, la familia se ve obligada a elegir entre la lealtad entre ellos o la lealtad al departamento.
Las relaciones familiares están muy bien resueltas, sobre todo el rencor que siente Norton (el policía honrado que no encaja en el sistema) hacia su padre (Jon Voight, que representa al policía respetable que ha mantenido sus excesos en la más absoluta intimidad).
Colin Farrell se luce como la oveja negra, el policía inescrupuloso y sediento de ambición que arrastra al resto de la familia a una encrucijada sin salida. Y también tenemos a Noah Emmerich (muchos lo recordarán por su papel del amigo bueno en TRUMAN SHOW), personificando a un policía que si bien no es tan honesto como Norton, tampoco es tan despiadado como el resto.
Esta película me hizo acordar mucho a un film muy olvidado de los ´90 llamado COP LAND, aquel policial con Robert De Niro, Ray Liotta, Harvey Keitel y Sylvester Stallone donde también predominaban los temas de la lealtad y los códigos.
Nada del otro mundo, pero es muy aceptable. Se deja ver, se puede disfrutar. Tiene muy buenas escenas y una correcta resolución. Lástima que sea tan larga.
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