martes, 5 de abril de 2011

LEYENDO A FLASH


Estuve leyendo una colección de cinco números de Flash. Estamos hablando, obviamente, del Tercer Flash (es decir, Wally West).

Me encantan los episodios de esta colección: “Nacido para correr”, “La llegada de Impulso”, “Velocidad Terminal”, “Rápido y mortal” y el final con “Secreto oscuro”.

Ubiquémonos un poco en la compleja historia de Flash: el primer Flash se llamó Jay Garrick y empezó a trabajar como superhéroe en los años ´40. Después vino el segundo, o sea, Barry Allen. Y tras la muerte de Allen, llegó Wally West.

De niño, Wally West vivía en Blue Valley y era un admirador del Flash interpretado por Barry Allen.

West nos dice: “A los nueve años, mis padres ya me habían convencido que la esperanza y la ambición eran sólo para los soñadores. Y que a pesar de sus sueños, los soñadores nunca escapaban de la órbita de Blue Valley, Nebraska. Una noche, alguien entró en mi vida. Un extraño apareció en mi habitación y dijo que era un pariente lejano. Un tío o algo así. Habló conmigo y dijo que si no tenía miedo, todos mis sueños se harían realidad”.

Poco después, el niño West tuvo la oportunidad de conocer personalmente a su admirado Barry Allen. Este encuentro tiene su justificación argumental: la tía de Wally, Iris West, es la novia de Allen y, ante la insistencia del niño, Iris decide organizar el encuentro.

Según recordaría West algunos años más tarde: “Conocí a Barry Allen cuando era un niño. Le pregunté cómo llegó a ser héroe. Él me dijo que tuvo un accidente con un relámpago que le brindó superpoderes. Mientras conversábamos, un relámpago entró por la ventana y me cubrió de productos químicos electrificados… Y me sobrecargó. Esa tarde hubo mucho más que admiración por un héroe. Hubo una liberación. La emoción de ganarme el carnet de conducir… 100 veces. Visiones y sonidos que nadie más, casi nadie más, podría volver a experimentar. Y sobre todo estaba la libertad… Libertad no concedida por los poderes (aunque Dios, qué poderes) sino por la fe recompensada”.

De este modo, West se convirtió en Kid Flash. Tuvo muchas aventuras al lado de su mentor y formó parte del grupo de los Nuevos Titanes. Después abandonó la acción como consecuencia de una misteriosa enfermedad.

El regreso de Kid Flash se produjo en la serie “Crisis en Tierras Infinitas”, donde el Universo DC fue reformulado y se abrió una nueva era en el mundo de los superhéroes.

Durante la famosas Crisis, West recibió el impacto de un rayo que alteró su química corporal. De esta forma, la enfermedad quedó superada y pudo volver a correr, aunque su supervelocidad quedó reducida.

Las Crisis Infinitas marcaron el final del Segundo Flash, Barry Allen, quien sacrificó su vida para salvar a la Tierra.

El espacio vacío dejado por Allen fue ocupado por Wally West, que dejó de ser Kid Flash para convertirse en Flash.

En los últimos años, West se instaló en Keystone City y tuvo muchas aventuras, enfrentándose a villanos como Gorila Grood, Razer y la organización conocida como El Combinado. A su vez, encontró un importante aliado en The Piper (El Flautista), un antiguo enemigo de Barry Allen que se ha rehabilitado para luchar por la justicia.


West tuvo muchos romances apasionados. Uno de los más impactantes fue con la doctora Tina McGee. Después de unas cuantas relaciones efímeras, West logró cierta estabilidad emocional con la periodista Linda Parks.

Uno de los episodios más famosos es el que narra el enfrentamiento con el Profesor Zoom (también conocido como Flash Inverso) quien se hizo pasar por un resucitado Barry Allen para vencer a West. Por suerte, West fue rescatado a tiempo por el primer Flash (Jay Garrick) y dos superhéroes veloces de los años ´40 (Johnny Quick y Max Mercury).

Durante varias temporadas, los guionistas de DC convirtieron a Wally West en un superhéroe antipático, con un desmesurado ego que inclusive llegó a cobrar por sus servicios.

La explicación para esta conducta radica en el dolor oculto que West siente por la trágica muerte de su mentor, Barry Allen. Las heridas malsanadas llevaron a West a cumplir sus tareas heroicas con mucho miedo e inseguridad. No estaba listo para ser un héroe.

De a poco, West fue superando estas complicaciones y gracias al talento del guionista Bill Loebs, el personaje alcanzó cierta madurez, aceptando su condición de superhéroe con más seriedad porque “ser Flash no es una pesada carga, es el sueño de mi vida”.

Loebs escribió 46 episodios y luego se retiró de la serie para dejar su lugar al joven Mark Wald.

No hay comentarios: