Por Red Voltaire
En 1856, los Skull and Bones son oficialmente incorporados al Russell Trust, propiedad de William H. Russell, gracias a Daniel Coit Gilman (Bones 1852), presidente fundador de la Universidad John Hopkins. El 13 de marzo del mismo año, la organización cambia de cuartel general y se instala en un impresionante edificio del recinto universitario de Yale, pomposamente bautizado «la Tumba». El lugar se llena de reliquias guerreras y macabras: pueden verse allí, según los testimonios de algunos miembros recogidos por Robbins, una acumulación de banderas, de colgaduras negras y de armas recogidas en campos de batalla.
Como para que no se olvide que se trata de una confraternidad de estudiantes, una serie de pelotas de baseball provenientes de míticos encuentros ganados por Yale se expone en una sala. El logo de la calavera aparece encima de todos los lugares vacíos mientras que huesos de animales se exponen en varias paredes. También pueden verse algunos esqueletos y huesos humanos.
La mayoría de los cuadros expuestos en el recinto representan a la Muerte encontrándose con tal o más cual personaje célebre. La atmósfera es parecida a la del entorno de la familia Adams, según Marina Moscovici, conservadora de arte del Estado de Connecticut que trabajó en la restauración de unos quince cuadros en 1999.
Una polémica estalló a principios de los años 1980 alrededor del cráneo de Jerónimo, que los Skull & Bones afirmaban tener en su posesión. Incluso lo mostraron a un jefe de la tribu apache de Arizona, Ned Anderson. Cuando se les pidió la devolución del cráneo, los miembros de la organización presentaron otro diferente. Un análisis demostró que era el cráneo de un niño de diez años, no el del jefe indio. La autenticidad de la reliquia, que regresó a «la Tumba», es por tanto dudosa.
Hoy se conoce mejor el funcionamiento de la organización. Cada año se reclutan quince miembros, lo cual permite estimar en cerca de 800 el número de miembros vivos de la organización en cualquier momento preciso. Bajo la autoridad de los miembros más antiguos, los quince elegidos se reúnen dos veces por semana durante un año para conversar de sus vidas, de sus estudios y sus proyectos profesionales. También hay debates sobre cuestiones políticas y sociales.
Una vez al año, la sociedad organiza un retiro en Deer Iland, una isla situada en el río Saint Laurent, cerca de Nueva York, donde se ha construido un club señorial al estilo inglés. El nombre de la isla es Deer Iland, no Deer Island, porque tal fue la voluntad de George D. Miller, miembro de los Skull & Bones y generoso donante de la residencia. El ritual de iniciación fue objeto de las más descabelladas elucubraciones por parte de los detractores de la organización.
Sin embargo, como en el ritual masónico, el secreto que lo rodea constituye su elemento más determinante y, si es posible que las ceremonias que se desarrollan en el recinto de «la Tumba» hayan tenido connotaciones paganas, e incluso satánicas, hay que recordar también que las novatadas que inflingían a los nuevos alumnos de Yale eran, en el pasado, crueles. Pese a ello, es difícil que se pida hoy a los estudiantes seleccionados para entrar en la organización que se presten a juegos sexuales de mal gusto ante los demás iniciados.
Lo más fascinante no es lo que sucede en el seno de la organización sino más bien la coherencia de su lista de miembros, reveladora del talento de Skull and Bones en la formación de las elites del mañana. Es así que todos los presidentes de Estados Unidos que han pasado por Yale han sido miembros de los Skull & Bones: William Howard Taft, Georhe H. W. Bush y George W. Bush. Son a la vez incontables los miembros de la organización que han ocupado importantes funciones en el mundo de la política, de la diplomacia, de los medios de difusión e, incluso, del espionaje. La organización dispone de importantes contactos en los medios diplomáticos, sobre todo en el Council on Forreign Relations. Por ejemplo, Henry Stimson, secretario de Guerra de Roosevelt, el embajador de Estados Unidos en la Unión Soviética Averell Harriman y J. Richardson Dilworth, administrador de los intereses de la familia Rockefeller, eran miembros de los Skull and Bones.
Varios miembros de Skull & Bones han alcanzado también notoriedad en el mundo de los medios de difusión. Al parecer, Henry Luce y Briton Haden, miembros de la organización desde 1920, habrían concebido juntos la idea de crear la revista Time durante una reunión en «la Tumba» mientras que Averell Harriman fue el fundador del diario Today, que se fusionó con otra revista en 1937 convirtiéndose en Newsweek. Los contactos con la CIA son impresionantes: William F. Buckley, miembro ultraconservador de la Agencia y conocido propagandista, fue miembro de la asociación, al igual que su hermano, James Buckley, subsecretario de Estado para la Seguridad, Ciencia y Tecnología, en el gobierno de Reagan, puesto desde el cual supervisaba la entrega de la ayuda militar estadounidense destinada a los regímenes de derecha.
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