martes, 5 de julio de 2011

SKULL AND BONES - PARTE 3


Por Red Voltaire

Hugh Cunningham (Bones 1934) también tuvo una larga carrera en los servicios estadounidenses, de 1947 a 1973. William Bundy, Bonesman de la promoción de 1939, se encuentra en el mismo caso, así como Dino Pionzio (Bones 1950), jefe de estación de la CIA en Santiago de Chile en 1970, donde ayudó a desestabilizar al gobierno de Salvador Allende.
Al servir de medio de reproducción de la elite económica y política del país la organización se ha asegurado una benevolencia poco acostumbrado de parte de las autoridades. En 1943, un acta legislativa especial adoptada por el Estado de Connecticut eximió a los socios de la Russell Trust Association, que administra, entre otras cosas, los haberes de la sociedad secreta, de la presentación del informe de actividad que se exige a cualquier otra sociedad.


Durante la segunda mitad del siglo XX, sus fondos fueron administrados por John B. Madden Jr., miembro de Brown Brothers Harriman, sociedad nacida de la fusión, en 1933, de Brown BROS & Company y de W.A. Harriman & Company. Madden trabajaba entonces bajo las órdenes de Prescott Bush, abuelo de George W. Bush. Naturalmente, todos estos personajes son miembros de los Skull & Bones.


Otra fuente de fondos: los Rockefeller.
Percy Rockefeller fue miembro de la Orden y ligó la organización a las propiedades de la Standard Oil. Otra importante familia ligada es la de los Morgan.

J.P. Morgan no fue miembro de la sociedad, pero Harold Stanley, miembro del equipo dirigente del Morgan’s Guaranty Trust, perteneció a ella desde 1908.


W. Averell Harriman, de la promoción de 1913, fue también miembro del consejo administrativo, al igual que H.P. Whitney y su padre, W.C. Whitney.
Es también de forma indirecta que la organización ha podido beneficiarse con fondos de la familia Ford, aparentemente en contra de la opinión de la misma. McGeorge Bundy, miembro de los Skull & Bones, fue presidente de la Fundación Ford de 1966 a 1978, después de haber sido consejero para la seguridad nacional bajo Kennedy y Lyndon Johnson.

Presidencial 2004: Skull and Bones cara a cara. Los Skull & Bones no tienen un discurso ideológico, aunque no es corriente reverenciar a un financista de la guerra del opio o utilizar como objeto ritual el supuesto cráneo del último jefe de un pueblo recientemente exterminado.
Contrariamente a lo que la literatura conspiracionista haya podido mencionar, no se trata de un club de neonazis, de ultraconservadores o tan siquiera de halcones. Sin embargo, como representante de la futura elite (lo cual implica ya el hecho de pertenecer a la clase social que dispone de capital sociocultural como para triunfar en los diferentes campos del poder), los miembros de Skull & Bones comparten una misma visión del mundo y de las relaciones en el seno de la sociedad.


Todos son por capitalistas partidarios de un seudoliberalismo y defensores de los valores de Libertad que presuntamente encarnan los Estados Unidos. Aún habiendo respondido recientemente a los cantos de sirena de lo «políticamente correcto» al admitir progresivamente a algunos representantes de las minorías étnicas y sexuales, y más tarde de las mujeres, en 1991 -provocando la consternación, entre otros, del ex-presidente George H. W. Bush-, las elites reunidas en los Skull & Bones no dejan de ser por ello la encarnación casi perfecta del pensamiento único de la clase dirigente estadounidense.
El hecho que los dos pasados candidatos a la presidencia de Estados Unidos en 2004, George W. Bush y John Kerry, sean miembros de la organización no puede ser interpretado como la manifestación de una elección arreglada de antemano entre dos cómplices. Sin embargo podemos inquietarnos legítimamente por la forma en que se establece la selección en el terreno político estadounidense ya que, si los dos candidatos son capaces de enfrentarse, no hay dudas en que ambos pertenecen a un medio social estrecho y homogéneo y que defienden, a pesar de sus divergencias, intereses parecidos. En cierta forma, parafraseando a un político francés, la elección presidencial de 2004 fue «Skull and Bones o Bones and Skull».


Es además por esa misma razón que la Orden llama tanto la atención, porque encarna la quintaesencia del medio social más favorecido de Estados Unidos y cuyos puntos de vista están lejos de representar el ideal democrático al que aspira el resto de la población.
Individualmente, numerosos miembros de la organización han estado involucrados en la mayoría de las «acciones sucias» de Estados Unidos en los últimos cincuenta años, de la invasión de Bahía de Cochinos a la elaboración de la doctrina nuclear, pasando por el derrocamiento de Allende. Y han podido hacerlo únicamente fuera del marco de las instituciones democráticas, amparados por el secreto de su complicidad y sobre la base de una vieja confraternidad. Sin embargo, ninguna decisión de ese tipo ha sido tomada en el seno mismo de la asociación Skull & Bones. No se trata de una estructura jerarquizada, apta para tomar tales decisiones y hacer que se apliquen.
Sea lo que sea, la Orden secreta sigue siendo la fachada más evidente del «enemigo de clase» que representa la «aristocracia imperial» de Estados Unidos.

1 comentario:

Menandro dijo...

Extremandamente interesante articulo. Me lo quedo para la posteridad.