Las próximas cinco entradas del blog están dedicadas a un artículo escrito por Federico Sidañez sobre la película ALTA FIDELIDAD.
Pasen y disfruten:
Muriendo por una canción pop
Rob es dueño de un local de discos de vinilo, “está en una zona donde nadie sale a mirar vidrieras. Me las arreglo porque hay personas que hacen un esfuerzo especial para venir a mi tienda. Son los que buscan los singles de los Smiths y los discos que no se reeditaron de Frank Zappa... Este tipo de obsesión es como la pornografía, y me sentiría mal de aceptar el dinero de estas personas si no fuera porque… soy como ellos”.
Finalmente los melómanos, adictos a las canciones y compradores compulsivos de discos, tenemos nuestra película de culto. Estrenada en el año 2000 y basada en la novela de Nick Hornby, Alta Fidelidad es una comedia agridulce sobre “El miedo al compromiso, odiar tu trabajo, enamorarse y otras canciones favoritas”.
El film esta surcado por diálogos apasionados: Rob y sus dos empleados (uno de ellos es Jack Black en su papel clave) se la pasan haciendo listas de “Las mejores 5”, por ejemplo “Las mejores cinco canciones para escuchar un lunes a la mañana”, “…canciones que abren un disco” “…canciones para tu funeral”.
La música pop vista como elemento esencial para el desarrollo de nuestra sensibilidad, las canciones como una forma de autoconocimiento, como una catarsis, un refugio. Rob nos mira y hace un planteo seudo filosófico: “¿Soy infeliz porque escucho música pop, o escucho música pop porque soy infeliz?”.
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