El otro día pude leer un artículo de Feinmann que me causó mucha gracia. Quizás porque Feinmann es un sujeto empecinado en llamar la atención, en ser reconocido como un generador de polémicas o lo que sea, no sé, pero el artículo en sí tenía una ridiculez inusitada.
El planteo era simple: Hollywood maltrató a Evita y santificó el Che, o algo así.
El razonamiento también es muy simple: a la hora de abordar la vida de Evita, Hollywood realizó un film mediocre (subjetividades al margen) protagonizado por una estrella sin grandes dotes actorales como Madonna. En cambio, cuando retratraron al Che, hicieron un "film serio", con un "director serio" y un actor de innegable talento como Benicio del Toro.
Profundizando en el tema, Feinmann cree encontrar la razón de esta diferencia.
Evita le cae mal a Hollywood porque era una mujer pobre, bastarda, con pasado de cabaretera. Y el Che, en cambio, pertenece a la aristocracia, tenía estudios universitarios, era "uno de los nuestros".
La verdad es que no lo podía creer cuando lo leía. Porque si analizamos estas cuestiones con un mínimo de seriedad, podemos descubrir otros aspectos que a Feinmann se le pasan por alto.
Evita representa el "american dream". Empezó sin nada, bien abajo, con un pasado oscuro lleno de limitaciones y necesidades, y al final terminó convirtiéndose en la mujer más poderosa del país, amada y odiada con igual intensidad. Y es, a mi entender, una figura histórica que no molesta demasiado. Se la asocia con la lucha por los derechos de la mujer, la igualdad, etc.
El Che, en cambio, es más complejo. Era (como bien dice Feinmann) un muchacho universitario de una familia aristócratica, cierto. Pero un buen día este niño bien decidió "cambiarse de bando" y meterse en la selva para luchar por los pobres y los oprimidos. Es una figura que, hoy en día, sigue representando un símbolo de rebeldía. Sus planteos sobre la realidad latinoamericana y la peligrosidad del imperialismo están más vigentes que nunca.
Y la película "Che, el Argentino" puede ser considerada un "film serio" porque precisamente fue hecho en serio. Sin ir más lejos, Hollywood ya había intentado otros abordajes de la vida del Che con menos suerte.
Pude ver la película "Che, el Argentino" dos veces, y me encantó por varias razones.
Primero, Steven Soderbergh tuvo la suficiente inteligencia y sentido común como para no caer en la tentación de recrear un mito. Se interesó por el ser humano. Retrató al Che en su intimidad, sin bañarlo de bronce.
Segundo, la película tiene una estética guerrillera. No está filmada al estilo Dogma, no es en digital, se nota que tuvieron un buen presupuesto, si, pero tiene una estética guerrillera. La cámara se introduce en la selva, convive con los revolucionarios, nunca toma distancia. Los planos son, por lo general, desestructurados.
Y tercero, claro, la brillante actuación de Benicio del Toro, que logró crear una versión del Che Guevara insuperable, llena de matices, sin caer en lugares comunes. Además, el parentesco físico lo ayudó bastante.
Espero con impaciencia la llegada de la segunda parte de esta saga, "Guerrilla", anunciada para febrero del 2009. Veremos qué nos trae Soderbergh...
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