Empecemos con una breve biografía de Kathryn Bigelow.
Leyendo la revista Fantastique (con un excelente artículo de José Ángel de Dios), nos enteramos que nació en San Carlos, California, el 27 de noviembre de 1951. Se introdujo en el mundo del arte a través de la pintura, estudió Teoría y Crítica del Arte teniendo de profesores a gente tan prestigiosa como Susan Sontag, y a partir de finales de los 70 se interesa activamente también por el cine, rodado sus primeros cortos. Rodó su primer largometraje (The Loveless) en 1982, y a partir de ahí inició una carrera absolutamente atípica y personal, por ser una de las pocas mujeres directoras de cine que se interesa asiduamente por géneros encasillados como "masculinos", tales como el cine de acción, la ciencia ficción o el terror. Estuvo casada con James Cameron entre 1989 y 1991.
Hace pocos días pude ver su tercera película, Acero azul (Blue Steel, 1989), donde Bigelow se deja seducir por el thriller policíaco con tintes de terror y nos cuenta la historia de Megan Turner, una siempre deliciosa Jamie Lee Curtis. En la película nos encontramos su duelo como policía (y personal) con un esquiozofrénico, Eugene (Ron Silver), que oye voces que le hablan en todo momento y le dicen que asesine (y no sólo con el psicópata, sino también con el ambiente familiar en el que se crió y con unos compañeros que no la respetan por el hecho de ser mujer, algo que Bigelow ha debido experimentar en sus carnes en más de una ocasión). Eugene comienza a obsesionarse con Megan y hará lo posible por entablar una relación con ella. Jamie Lee Curtis está tan genial como siempre y rompe aquí con el papel de frágil víctima de un asesino en serie que le caracterizaba ("Halloween I y II", La niebla o El tren del terror), para enfundarse un traje de guerra que le queda perfecto y sacar todo su genio y potencial para cazar a un asesino en serie. Un inteligente y entretendio juego de "el gato y el ratón" y un, no tan ligero como pueda parecer, estudio sobre la violencia que desborda las ciudades en las que vivimos.
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