Por Walter Graziano - Parte 26
La CIA no conoce límites cuando se trata de religiones. En su obra "Por voluntad de Dios", David Yallop muestra con detalles cómo la muerte del papa Juan Pablo I, Albino Luciani, habría sido obra de socios de la CIA (la logia masónica P2, el Banco Ambrosiano y el Instituto Opere Religiose) y algunos de sus agentes infiltrados en el Vaticano (el cardenal norteamericano Paul Marcinkus).
Juan Pablo I habría estado en completo desacuerdo con los lazos financieros existentes entre el Vaticano y la banca italiana socia de la CÍA (Banco Ambrosiano), y deseaba no sólo romper esos lazos que se habían fortificado con el papa Paulo VI sino también difundir episodios de corrupción relacionados con las finanzas vaticanas y hacer un mea culpa en nombre de la Iglesia. De hecho, iba a depurar la Curia romana al día siguiente de su muerte.
El intento de Juan Pablo I de separar a Roma de los socios de la CIA concluyó abruptamente con lo que habría sido su envenenamiento.
Con Juan Pablo II, quien desde joven era un ferviente anticomunista, el Vaticano se habría prestado no sólo a seguir manteniendo en secreto la cadena de corrupción que Juan Pablo I estaba por revelar, sino también a acentuar los lazos entre el Vaticano y la CIA. Al respecto, durante los años '80 habría permitido que la CIA canalizara fondos a través de organizaciones relacionadas con el Vaticano al sindicato Solidaridad, que en la ciudad polaca de Gdansk (el ex corredor de Danzig) venía organizando revueltas contra el régimen comunista polaco.
La CIA veía a Polonia como un país estratégico para acelerar la caída del régimen comunista de la URSS. En la tesis oficial, Peter Schweizer comenta, tras la euforia del triunfo sobre el comunismo de la era Reagan-Bush, cómo la Unión Soviética cayó como consecuencia directa de la estrategia y los esfuerzos realizados en ese sentido por la CIA. O sea, algo muy distinto de la tesis que los propios Estados Unidos suelen divulgar en los medios, caracterizada por focalizar la ineficiencia del régimen soviético, sin citar en ninguna parte a la CÍA.
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