Por Walter Graziano - Parte 25
No habían dejado de tronar los últimos cañones de
Los comunistas vietnamitas derrotaron entonces a los franceses. La ocasión estaba dada para que los "gendarmes de la libertad" entraran en acción. Los norteamericanos pensaron que era tarea fácil quedarse con las ex colonias francesas. Y decidieron entonces matar varios pájaros de un tiro: luchar contra los vietnamitas comunistas les podía ofrecer un pretexto para ingresar en una guerra que escondía muy sórdidos intereses económicos. Entre ellos, uno de los principales era el petróleo. Siempre según Livergood, ya desde los años '20 existía un estudio escrito por el ex presidente Herbert Hoover que demostraba la existencia de petróleo en el mar del sur de China, justamente a lo largo de la costa vietnamita. Fue en la década del 50 cuando se perfeccionó un método para extraer petróleo submarino. Ni lerdos ni perezosos, los miembros de la élite petrolera norteamericana decidieron no perder la ocasión. Por supuesto, sin
Mientras Estados Unidos entregaba sus jóvenes para morir en una guerra —de la cual escaparon personajes como Clinton y Bush a pesar de contar con la edad ideal de reclutamiento— y mientras el pueblo financiaba con el pago de impuestos la concreción de esas matanzas, al oligopolio petrolero y a la élite que domina el negocio les estaba saliendo gratis la exploración de la que se consideraba una de las cuencas de hidrocarburos más rica del mundo.
Peor aún: si
Veinte años más tarde y luego de que 57 mil americanos y medio millón de vietnamitas murieran,
Pero sería injusto decir que el petróleo fue la única causa de la guerra de Vietnam. Hubo otras. Por supuesto que no fue tanto la lucha contra el comunismo, tan caro al ideario de Brzezinski y David Rockefeller. Se trataba nada menos que de la necesidad de controlar la producción y la salida marítima del producto derivado de lo que suele ser el mejor negocio del llamado "Triángulo Dorado" (Tailandia, Burma, Laos): la heroína. Varios autores señalan en sus obras las frecuentes y fructíferas exportaciones de heroína de esta zona a Estados Unidos. Entre ellos, una de quienes mejor lo han hecho es la periodista Penny Lernoux, quien en su obra póstuma In banks we trust, aparecida en 1984, muestra cómo la heroína que salía de Indochina arribaba a San Francisco vía Australia. En la misma obra, Lernoux devela el misterio de cuáles son los principales bancos implicados en el lavado del dinero del narcotráfico de la zona: nombra y hasta muestra en gráficos al Chase Manhattan Bank y al Citibank.
Lernoux murió en
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