domingo, 22 de mayo de 2011

LA ORDEN: EL ORIGEN (4)


Por Walter Graziano - Parte 35

Hemos dicho que provendría de una sociedad secreta alemana, según descubrieron en algunos documentos unos alumnos curiosos de Yale que, ante el exagerado secretismo de algunos de sus compañeros de Skull & Bones, decidieron irrumpir en la sede de La Orden (llamada "la Tumba") en el año 1877, y descubrieron papeles que certificaban esa conexión. Sutton alcanzó hacia el final de su obra casi póstuma6 a especular que el origen de La Orden no sería otro que el de la logia de los Illuminati, sociedad secreta establecida en Baviera en 1776 por un oscuro ex clérigo jesuita llamado Adam Weishaupt.


Esta logia habría sido fundada con el objetivo supuesto de intercambiar ideas para el mejoramiento de la situación social en el mundo. Sin embargo, a poco de andar, se demostró que tenía otros objetivos reales, y que aquello resultaba sólo una fachada. El nombre Illuminati proviene de la creencia, por parte de los integrantes de este grupo, de que cualquier acto, aun el más cruel, no resulta malo si quien lo realiza se encuentra en un rapto de iluminación mística.


Weishaupt, a pedido y con financiamiento del fundador de la dinastía Rothschild, Meyer Amschel Bauer, habría fundado esa logia con el fin, obviamente quimérico en aquella época, de dominar al mundo entero. Rothschild se habría aprovechado en aquel momento de cierta debilidad y endeudamiento que tenían muchas logias masónicas para fundar una ultra poderosa logia propia que liderara a las demás, y habría influido sobre Weishaupt para que insertara a los Illuminati dentro de la masonería. Un dato clave es que Weishaupt se inició en la masonería en 1777, apenas fundada la logia de los Illuminati.


De esta manera, la casa Rothschild se habría hecho en un muy corto lapso con una vasta red secreta de contactos a nivel mundial de gente juramentada para ayudarse mutuamente. Ésta es una característica propia de la masonería, una sociedad secreta, o una sociedad con secretos —tal como les gusta denominarse a sí mismos a los masones—. A los fines prácticos da lo mismo. Se trata de una cadena secreta de gente poderosa organizada de modo vertical y de carácter supranacional. El debate acerca de cuan secreta es la masonería puede llegar a tratarse incluso sólo de un juego de palabras. La realidad es la misma.

Las sociedades masónicas norteamericanas admiten contar entre sus miembros nada menos que con 15 de los 43 presidentes que tuvo Estados Unidos. Y ello sin tener en cuenta, por ejemplo, que los dos Bush pertenecen a otra sociedad secreta (La Orden), que Clinton también habría sido y es miembro de una sociedad secreta (De Molay, y en su estadía en Oxford con una beca Rhodes podría también haber tomado contacto con gente de The Group), que el ex presidente Lyndon Johnson se habría iniciado entre los cuadros de esta red de sociedades secretas, pero no habría llegado muy lejos, que Nixon habría sido miembro (pero a raíz de Watergate sería un "papelón" reconocerlo), y que Reagan habría sido incluido una vez nombrado presidente.


Sin embargo, hay un "eslabón perdido" en esta cadena: si los Illuminati fueron perseguidos hacia 1784 y teóricamente eliminados hacia 1787, y por otro lado La Orden nace recién en 1833, ¿cuál es la conexión entre ambos? Alguna organización debió ocupar ese período de años como usina de ideas iluministas.

Aparentemente, fue Phi Beta Kappa. En Secret societies of all ages and countries, de Charles Heckethom, publicado en 1875, se lee lo siguiente acerca de la red de fraternidades Phi Beta Kappa, que antes mencionamos, y que hoy cuenta con más de 200 sucursales en universidades norteamericanas:

"Phi Beta Kappa, la sociedad a través de la cual los Illuminati de Baviera se habrían expandido a Estados Unidos. Sólo se admiten estudiantes universitarios a esta orden. La clave de acceso es 'la filosofía, no la religión, es la base de la acción'. O sea, la filosofía es la guía o la regla de la vida."


Phi Beta Kappa, al igual que los Illuminati de Baviera, fue fundada en el año 1776. Una buena parte de sus miembros participó en la revolución por la independencia de Estados Unidos. Sus miembros son elegidos "a dedo" en las principales doscientas universidades norteamericanas. Pero hacia fines de los años 1820, hubo en Estados Unidos una fuerte presión social para que las sociedades secretas salieran a la luz. La presión fue tal que obligó a Phi Beta Kappa a hacerse pública, y a decir quiénes eran sus miembros hacia 1830. Ése es entonces el motivo por el cual William Russell habría viajado a Baviera en 1831. Habría sido necesario fundar una nueva sociedad secreta para reemplazar a Phi Beta Kappa, la cual seguiría funcionando pero no ya como usina y generadora de la idea básica de los Illuminati: detentar el poder en todo el mundo. Habría sido de esta manera que la salida a la luz de Phi Beta Kappa habría creado la necesidad de formar Skull & Bones.

Podemos hacer una suposición, entonces, de por qué George W. Bush en su autobiografía infringe la principal regla de toda sociedad secreta: mantener el secretismo. Es posible que a partir del año 1984 —cuando a raíz de los descubrimientos de Sutton, basados en "arrepentidos", se descubre la existencia del verdadero poder en las sombras: La Orden— haya habido una tendencia de la élite a abrir relativamente sus puertas y trasladar lo que es necesario esconder, el manejo real del poder, a otra sociedad secreta, en algún otro lugar. Hoy, por ejemplo, cualquier miembro de Phi Beta Kappa puede expresar libremente que lo es. No debería extrañar que en sólo unos años los miembros de Skull & Bones también lo hagan. Existiría de todas maneras otra organización secreta que "tome la posta". Quizá por eso últimamente La Orden habría admitido algunos miembros de raza negra, algunos judíos y algunas mujeres entre sus miembros...


Curiosa situación, entonces: el mismo clan —los Rothschild— que financió el desarrollo y el crecimiento de Estados Unidos, generando de la nada a los Rockefeller, Harriman, JP Morgan, y que habría ayudado a crear los grandes bancos centrales occidentales, serían los fundadores de la logia de los Illuminati que a su vez se habría instalado en Estados Unidos primero con Phi Beta Kappa y luego con Skull & Bones. Los Rothschild han sido los grandes financistas de la corona británica y de la aristocracia inglesa. Más que nunca, Estados Unidos y el Reino Unido parecen trabajar, entonces, unidos con fines compartidos. Sus aristocracias y sus burguesías están estremezcladas entre si, pero aisladas completamente del resto de la población.


Hemos visto la influencia de una poderosa sociedad secreta con origen alemán en Estados Unidos e Inglaterra. No hemos dicho nada sobre la influencia de sociedades secretas y el ocultismo en quizás uno de los mayores proyectos imperiales de la historia: el de Hitler. Si el real poder actual se maneja entre bambalinas en una sociedad secreta cuyo origen, al menos filosóficamente, sería alemán, ¿habrá tenido el Tercer Reich, asociado financiera y comercialmente a la misma élite, sus orígenes en una sociedad secreta alemana?

La sociedad secreta Thule nació en 1919 en el sur de Alemania. Más concretamente en Baviera, en la misma pequeña zona geográfica en la que nacieron los Illuminati en 1776, para pasar al anonimato y al secretismo total, una década más tarde.

Ocurre que en Alemania, a raíz del desastre que le provocó la derrota de la Primera Guerra Mundial, había terreno fértil para la generación y expansión de ideas nacionalistas, socialistas y muchas veces racistas. Buena parte de estas ideas se canalizaron a través de sociedades secretas con objetivos políticos. Thule era la más importante de todas estas sociedades de entreguerras. En las reuniones secretas de esta sociedad se juntaban intelectuales y poderosos empresarios alemanes que deseaban cambiar la historia de su país. Necesitaban imperiosamente un líder. Por eso, a inicios de los años '20, al ver las extraordinarias dotes de oratoria de Hitler y el poder hipnótico que poseía cuando éste se comunicaba con los pequeños grupos del DAP (Partido Alemán de los Trabajadores), no dudaron en brindarle todo su apoyo y en ayudarle a escalar posiciones en la política. Hitler, si bien sentía cierta curiosidad por el ocultismo, nunca habría sido miembro de una sociedad secreta. Sin embargo, entre sus más inmediatos seguidores proliferaban miembros de este tipo de asociaciones.


Si alguien duda acerca de la influencia de las sociedades secretas en el ascenso del nazismo en Alemania, quizá le baste con saber que hasta la propia cruz esvástica, símbolo elegido por Hitler en persona para representar su esquema político, era desde 1919 el símbolo elegido por la sociedad Thule en sus logotipos, como lo demuestra abundante material existente, La cruz esvástica era un muy antiguo símbolo de la India, donde se habría originado la raza aria hace milenios, pero no se había usado como símbolo en forma importante en Alemania. Fue la sociedad secreta Thule la que la comenzó a utilizar.

La financiación de banqueros estadounidenses, y socios de estadounidenses (como Von Tyssen), y el apoyo de los miembros de sociedades secretas alemanas fueron determinantes para el ascenso de Hitler. Éste ocupó el puesto de canciller del Reich en 1933, año en el que finaliza todo vestigio de sistema democrático en Alemania. Si bien Hitler pudo borrar "de un plumazo" la democracia, no tuvo la misma suerte con las sociedades secretas que, si bien le habían dado gran impulso, podían disputarle buena parte del poder. En 1935 promulga duras leyes con el fin de disolverlas. Fracasa. Dos años más tarde intenta con una legislación aún más dura contra las sociedades secretas. No sólo vuelve a fracasar sino que, a raíz de la persistencia de las sociedades secretas, pasa su primer gran "papelón" internacional, hecho que marcó simbólicamente el inicio de la caída del Tercer Reich en 1942.

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