Por Manuel Freytas
El general Juan Domingo Perón, tres veces presidente constitucional de la Argentina, solía decir que los imperios, como los peces, se “pudren por la cabeza”.
Las señales son múltiples: Elecciones “libres y democráticas” en países ocupados militarmente, los supermillonarios organizando fundaciones para “combatir la pobreza”, las corporaciones y bancos capitalistas liderando campañas mundiales de la “solidaridad”, las superpotencias imperiales (con EEUU a la cabeza) levantando las banderas de la “democracia y los derechos humanos”, presidentes de “izquierda” que gerencian Estados capitalistas, potencias criminales (como EEUU e Israel) que masacran militarmente a poblaciones civiles en nombre de la “paz”, son apenas muestras de una tendencia de desdoblamiento (entre el hacer y el decir) nivelada y aceptada por todo el planeta.
Y la frutilla de la torta: “El presidente estadounidense, Barack Obama, aceptando el Premio Nobel de la Paz en una ceremonia en Oslo, capital de Noruega, cuando aún retumban en el mundo los tambores de la guerra en Afganistán que hizo sonar hace sólo nueve días”, señalaba en diciembre de 2009 la cadena BBC.
La institución filantrópica creada por el fabricante de armas vino (imprevistamente) en su auxilio otorgándole el Premio Nóbel de la Paz, en un momento que el presidente imperial sufre un colapso generalizado de su agenda de política local e internacional.
Más que a una “sorpresiva” decisión, el otorgamiento del galardón parecía responder a una estrategia: Legitimar la “Paz” ( lo que dice Obama en sus discursos), para tapar la Guerra (lo que hace Obama como administrador de la Casa Blanca imperial).
“Pero el acto de defender la paz y justificar la guerra se presenta como delicado para Obama, cuando distintas encuestas de opinión reflejan dudas crecientes sobre sus méritos para recibir el mismo galardón que antes tuvieron personas como Nelson Mandela o la Madre Teresa de Calcuta”, subrayaba la cadena.
El estilo “suave y mesurado” de la BBC (una cadena imperial) omitía decir abiertamente lo obvio: El sistema capitalista y sus instituciones no tienen límites para el ejercicio del absurdo y del doble discurso.
Y es sabido que el pensamiento lógico y el sentido común no gravitan ni cuentan dentro del “doble discurso”(la realidad y el mensaje no se tocan) establecido como regla funcional de la política internacional y de los medios de comunicación del sistema capitalista nivelado como “mundo único” a escala global.
En definitiva, no hubo ninguna sorpresa: La nominación del presidente USA como premio Nóbel de la Paz fue tan absurda.
y ridícula como el hecho de que el propio creador de la distinción, Alfred Nóbel, haya sido el inventor de la dinamita y un empresario que construyó su inmensa fortuna con la industrialización y el comercio de explosivos utilizados como armas de destrucción masiva en el campo militar.
Con el acceso de Obama a la presidencia de EEUU, se desarrolló una campaña mediática destinada a hacer creer a las mayorías mundiales que la primera potencia capitalista imperial, empantanada en Irak y Afganistán, con su sistema financiero pulverizado por la crisis y por una recesión económica de efectos imprevisibles, se podía recrear a sí misma generando nuevas expectativas y cambios “democráticos” de su política imperial a nivel mundial.
Si la ONU y el Banco Mundial (instituciones bajo histórico control imperial) lideran la “guerra contra la pobreza” ¿Porqué Obama no podía ser galardonado con el Premio Nóbel de la Paz?.
No por casualidad el gran inventor e impulsor del modelo de “doble discurso” a escala global es EEUU, la primera potencia del sistema capitalista dominante, que habla como paladín mundial de la “democracia” y los “derechos humanos”, pero gerencia efectivamente su poder imperial con el ejército y el arsenal nuclear más poderoso del planeta, cinco flotas con capacidad nuclear surcando las aguas del mundo y casi mil bases militares distribuidas por todos los puntos estratégicos del planeta.
Debajo de este paraguas de dominio hegemónico geopolítico-militar-nuclear, los gerentes de turno de USA edifican sus discursos públicos sobre la base de la imposición de los “regimenes democráticos” y la “gobernabilidad en paz” monitoreados desde Washington, como está claramente explicitado en los documentos del Departamento de Estado.
EEUU, que tras el 11-S conquistó a sangre y fuego Irak y Afganistán (donde las fuerzas ocupantes ya asesinaron a centenares de miles de personas, principalmente civiles) impuso en ambos países ocupados el “régimen democrático” con elecciones periódicas donde los conquistados votan gobiernos controlados por los invasores.
Debajo del paraguas de USA, la “realidad internacional” se construye sobre los parámetros establecidos del “doble discurso” capitalista, orientado a esconder la realidad del dominio imperial y la depredación planetaria realizada por los bancos y las empresas del sistema capitalista transnacionalizado.
Naciones imperiales como las potencias centrales europeas (que han fundado sus imperios en base a la ocupación militar, el sometimiento de pueblos y el esclavismo) se erigen como íconos universales de la “democracia” y de los “derechos humanos” e imponen las reglas de la virtud “civilizatoria” al resto de los países de la periferia subdesarrollada.
De la misma manera, los bancos y transnacionales capitalistas (que han acumulado sus activos empresariales sobre la base de la explotación histórica de países y de la depredación sistemática de los recursos naturales y el medio ambiente) financian ONGs y distintas organizaciones mundiales para “combatir la destrucción del medio ambiente”.
Organizaciones internacionales del sistema capitalista, como el Banco Mundial o el FMI (recurrentemente utilizadas como gendarmes y supervisores del macro-robo financiero a través del endeudamiento de los países más débiles) son designadas a su vez como baluartes internacionales de la “ética solidaria” y del combate estructural contra la pobreza en el mundo.
De acuerdo con lo que muchos ya llaman la “nueva doctrina Obama” (en realidad es la vieja doctrina Bush), Washington sigue impulsando sus políticas de posicionamiento militar orientadas a controlar mercados y fuentes de energía y de recursos naturales en Asia, África y América Latina.
En el frente externo, la decisión de continuar la guerra contra el “terrorismo” (implantada como lógica de dominación militar y de conquista de mercados), la escalada militar en Libia y las masacres de civiles en Pakistán y Afganistán, la vuelta atrás en la investigación de las torturas de la CIA, la aplicación de las mismas políticas de Bush en Irán, en el Cáucaso y en Medio Oriente, la restauración de los juicios militares a “terroristas”, y la re-militarización de América Latina, señalan con claridad la gestión imperial de Obama en la Casa Blanca.
¿Hay que sorprenderse del Premio Nóbel otorgado a Obama?
Para nada: Obama sólo ejecuta lo que el Imperio USA impuso como norma de dominio aceptada por todo el sistema: Hablar con la paz, ejecutar con los misiles.
En esa línea, Obama llegó a Oslo a recibir el “Nobel de la Paz” custodiado por un impresionante aparato militar que incluyeron fuerzas militares convencionales y unidades de despliegue nuclear.
¿Locura, estrategia o doble discurso?
Todo junto: El sistema capitalista es una síntesis (como Obama). De día democracia y derechos humanos, de noche exterminio masivo de población sobrante. En un momento las identidades se confunden: El sistema compra su propia alienación, y el “doble discurso” (el “Hombre y la Bestia”) adquieren identidad de “normalidad aceptada” por las mayorías mundiales.
Tengan cuidado: El “Hombre y la Bestia” andan sueltos por el planeta, pero nadie los ve.
La humanidad, programada por el mismo sistema, ya no sabe quién es quién.
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