https://sleepwalkings.wordpress.com/2011/06/12/ovnis-y-hermetismo-el-silencio-del-poder/
APOLO
Podríamos seguir hablando, pero no es éste el propósito ni el objetivo del artículo como visión global de una probabilidad. Probabilidad en la que podríamos mencionar también a Cyrano de bergerac, gran conocedor de la Cábala, que describe un cohete de tres fases, tal como hoy son lanzados desde cabo Kennedy.
Sería interesante reenfocar con nuevos ojos la procesión que Josué hizo desfilar siete veces alrededor de Jericó, cuyas murallas se derrumbaron antes de la octava vuelta. «Jericó» deriva muy probablemente de yareah, que significa luna, con lo que tenemos que jericó es la «ciudad de la Luna».
Pero el mismo tema lo encontramos en los cisnes que giran siete veces alrededor de Delos, naciendo, cuando aún no habían cantado por octava vez, Apolo.
Nace «Apolo» para dominar a la Luna… Un mito que acaba de materializarse en nuestros días.
Sorprende la sucesión de voces familiares a los cabalistas en el programa espacial norteamericano : Araña, Aguila, Apolo, Atlas, Mercurio, Saturno, Géminis…
Interesante sería el estudio del motivo de la cocción filosófica representado en el «Pórtico del Salvador» de la catedral de Amiens. Fulcanelli advierte que el campanario es el horno secreto que encierra el huevo filosofal, que a su vez es el receptáculo del que hablan los iniciados. Hemos rozado el tema del huevo como vehículo celeste. Viacheslav Zaitsev señala que en una primitiva leyenda de los pueblos del Perú, los huevos bajan el cielo en florecillas de diente de león; también conocen los iniciados la Flos Coeli.
Podríamos repasar también el ciclo de romances de la Tabla Redonda, «leyendas herméticas que aluden directamente a la transición de los conocimientos científicos antiguos» ; es solo una indicación, que sospechamos acabaría por profundizar el tema del Grial y el de las llamadas «apariciones marianas», fenómeno que Paul Misraki relaciona con el de las apariciones de discos volantes.
Digno de estudio nos parece el tema de las Pléyades. Su nombre proviene del griego πλειν, navegar. Figuran entre las estrellas Maia y Atlas.
Ahora bien, Maia —también la mitología hindú conoce a Maya, y la Iglesia católica dedica el mes de mayo a María—, amada de Zeus, la voz Zeus (Theos) se corresponde con la voz Teo —aplicada a lo divino por los aztecas, íntimamente vinculados con la gran familia maya— tuvo con éste a Hermes, el mensajero alado de los dioses, portador del mismo nombre que aquel otro Hermes que daría lugar a la filosofía hermética de que estamos hablando.
Maia era la hija mayor de Atlas. Atlas era el hijo de Japeto y de una hija de Océano.
Atlas a su vez se casó con la oceánida Pleyone, de cuyo matrimonio nacieron las Pléyades. Pero resulta que la raíz atl del nombre Atlas se encuentra también en el idioma náhuatl —hemos citado a Quetzalcoatl— de los aztecas, vinculados a los mayas, en relación con la divinidad y significando «agua».
Lleno está el mundo de coincidencias.
Según la mitología preincaica, los dioses descendieron de la constelación de las Pléyades.
Uno de los corredores de la pirámide egipcia de Keops recogía la luz de las Pléyades. El doctor Gerhard Wiebe y J. Roca Muntañola, relacionan los monolitos de Stonehenge con la figuración de un «platillo volante».
Hecateo, historiador del siglo VI, habla del dios que se aparecía en Stonehenge: «Durante la estación en que se aparece el dios (Apolo), toca el arpa y danza todas las noches, desde el equinoccio de invierno hasta la salida de las Pléyades, complacido por su propio éxito.»
LA ARAÑA
Entre las muchas etimologías del nombre de María, destaca la de Zorell, que deriva el nombre de la María nacida en Egipto, la hermana de Moisés, del egipcio mrí.t+yâm (segundo elemento = Yahvéh), o sea «amada de Yahvéh» . Amada de Zeus era Maya y mayo es el mes de María.
Tenemos luego la traducción jeronimiana latina del hebreo miryam por «stilla maris» , «gota del mar». Volvamos ahora a los iniciados y veamos que hablan del «Rocío de mayo» , humedad vivificadora del mes de María.
Thomas Corneille añade que los grandes maestros de una de las hermandades citadas se hacían llamar «Hermanos del rocío cocido» (F. R. C., Frères de la Rosée-Cuite).
Y ya para terminar, es curioso observar que el alquimista «necesita el hilo de Ariadna (Ariane es una forma de airagne, por metátesis de la i ) si no quiere extraviarse por los meandros de la Obra y verse incapaz de encontrar la salida» .
Los mayas creían —como cita N. Rinin— que en épocas remotas sus dioses descendían del cielo por una telaraña. «En distinta y oblicua vinculación con ella —dice Zaitsev— puede situarse la visión jacobiana de la escalera que conducía al reino celestial.» También en el antiguo Egipto existía la creencia de que se ascendía al cielo por una escalera.
En la llanura de Nazca, en el Perú, se observa desde el aire la enorme figura de una araña.
En collares y grabados abunda en la América central y meridional el tema decorativo de la araña.
Retrocedamos a la formación de la palabra. Aιρω significa, como observa y relaciona Fulcanelli, «tomar, asir, arrastrar, atraer, de donde se deriva αιρην, lo que toma, ase, atrae»…«αιρην es el imán…» «en provenzal, el hierro se llama aran o iran…», en catalán, aram: es Hiram, el divino Aries, el arquitecto del Templo de Salomón». La voz griega Σιδηρος significa hierro e imán. De la misma voz deriva el latín sidus, sideris, estrella.
En el magnetismo parecen basarse los OVNI. Del magnetismo habla la obra de Fulcanelli. Hoy se tienen pruebas de la existencia de campos magnéticos galácticos.
Pero decidámonos ya por el punto final. Reflexione y ate cabos el lector… las coincidencias se suceden casi imperceptiblemente.
Andreas FABER-KAISER, 1971.
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