domingo, 26 de junio de 2011

EL MISTERIO DE LAS CALAVERAS DE CRISTAL - 2


Por Ligia Gómez

Frank Dorland, un restaurador de arte que hizo varios experimentos con el cráneo por seis años, afirmó que una vez un halo lo circundó por varios minutos, escuchó sonidos agudos, parecidos a campanilleos y que llenaron su casa, otras veces dentro del cráneo aparecieron luces e imágenes de cráneos, montañas y otros objetos, así como un olor característico proveniente de su interior.

Según otras fuentes, es posible que Mitchell-Hedges la hubiese adquirido durante una subasta en Londres, en 1943. También hay quien afirma que tal vez adquiriese la calavera en uno de sus viajes por México y la colocara allí como regalo de cumpleaños para su hija. Pero a pesar de esta y otras acusaciones de fraude, ninguna ha podido ser demostrada como cierta.


En 1970 la familia Mitchell-Hedges entregó el cráneo a los laboratorios de Hewlett Packard para su estudio, en los cuales pudo comprobarse que el cristal fue tallado en contra del eje natural del cristal, a pesar de que los modernos escultores no lo harían, porque esto provocaría la rotura de la pieza de cuarzo, ni siquiera utilizando la tecnología láser, ya que tendría idénticos resultados sobre el cristal.

Otro de los hallazgos consistió en que no hallaron evidencia ni rastros de que se hayan utilizado herramientas metálicas. El dato más desconcertante fue que los expertos estimaron el tiempo necesario para completar el trabajo en al menos 300 años.


Los expertos del British Museum hacen remontar la calavera a la civilización azteca, fechando el origen (con muchas dudas) alrededor del 1300/1400 después de Cristo.

Otras dos calaveras de cristal se encuentran en el Museum of Mankind, en Londres, y en el Trocadero Museum, en París. Ambas fueron halladas por soldados en México durante la década de 1890, y están talladas sobre puro cristal de cuarzo, aunque no tan elaboradamente como la de Mitchell Hedges.

La calavera expuesta en el Museum of Mankind se considera gemela de la de Mitchell-Hedges, salvo por un detalle. La calavera de Mitchell-Hedges tiene la mandíbula articulada, como en un cráneo verdadero; mientras que la llamada Calavera Británica tiene la mandíbula fija.

Los investigadores están de acuerdo en que los dos objetos han sido construidos por las mismas manos. El Museum of Mankind lo adquirió de Tiffany's, el célebre joyero de Nueva York, en el 1898, por 120 libras. Él encargado de la transición fue Kunz, que en un libro sobre los minerales cita la calavera. Los ejecutivos de Tiffany's no fueron capaces de (o no quisieron) dar explicaciones sobre su origen.

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